martes, 19 de julio de 2011

Ahogare mis penas

Otra vez por acá, decidí volver, que te puedo contar de nuevo, yo creo que nada, es seguro que pasaron muchas cosas, pero nada muy relevante, ahora donde había heridas hay cicatrices donde había cicatrices hay cayos y donde no había nada?
 Ya vendrá algo...
A veces me siento enfermo, siento que por mis venas corre el mismísimo virus de la soledad, está en todos lados, brazos piernas cabeza pecho, me genera una sensación de debilidad extrema donde siento que mis músculos ya no me pertenecen y mi piel se adhiere a mis huesos, me siento un saco a punto de derrumbarse en su lugar, cual pantalón después de un largo día de trabajo que se baja de a poco como si tuviese cierta rigidez.
Entonces en un acto de fiel valentía, de gran coraje decido inflar mi pecho tomar carrera y enfrentar el problema, ahí mismo me detengo a pensar cuál sería el mejor método para combatir este virus intravenoso, lo tengo! siempre hay un método fácil, y mi gran inteligencia me dice que todo virus bacteria o cualquier otra entidad malévola muere instantáneamente cuando la sumergimos en alcohol, mente brillante la mía, en un acto de fugaz reacción aparece frente a mí un whisky, no me detengo ni un segundo comienzo a eliminar mis males, trago tras trago, vaso tras vaso, el envase rodo por el piso, ajajaj que alegría risas carcajadas
LO VENCI!

Al menos eso pensé, de repente una lagrima rodo por mi cara, y en un momento de bestial lucidez, me percate! una botella entera de este genial depresivo llamado alcohol, ahora si don virus y su pandilla, se regocija de placer, tan solo le di un cachetazo y ahora el viene por mí y yo débil como nunca.

Otra vez a remar, solo me queda el camino largo, construiré mi felicidad de todo aquello que me llene, de todo a aquello que me de satisfacciones, de todo aquello que me haga reír...

lo conseguiré???

No lo sé

pero voy a intentarlo.




Veintiocho Grados son suficientes del cero hasta ahi y desde ahi hasta el cero, que mas puedo pedir...